«El primer medio para perseverar es traer bien el examen particular»

Oración para antes de la confesión: Oh Señor, iluminadme para verme como Vos me veis y dadme la gracia de un arrepentimiento verdadero y efectivo de mis pecados. Oh María, ayudadme a hacer una buena confesión.
Como confesarse: Primero examine bien su conciencia, luego dígale al sacerdote, lo mejor que pueda, la clase de pecados que ha cometido y cuantas veces los ha cometido desde su última buena confesión. Usted está obligado a confesar sólo los pecados mortales, ya que puede obtener perdón por sus pecados veniales por sacrificios y actos de caridad. Si tiene duda de si un pecado es mortal o venial, mencione la duda a su confesor. Recuerde también, que el confesar los pecados veniales es una gran ayuda para evitar el pecado mortal y para avanzar hacia el Cielo.
Oración para una buena confesión
Oh Dios mío, por mis pecados mortales he crucificado otra vez a Vuestro Divino Hijo y de El hice escarnio. Por esto merezco Vuestra ira y me he hecho merecedor del fuego del Infierno. ¡Qué desagradecido he sido con Vos, Padre Celestial!, quien me creasteis de la nada, me redimisteis por la Sangre Preciosa de Vuestro Divino Hijo y me santificasteis por los Santos Sacramentos y el Espíritu Santo. Pero Vos me habéis conservado por Vuestra Misericordia, para hacer esta confesión. Recibidme de nuevo como Vuestro hijo pródigo y dadme la gracia de una buena confesión, que empiece nuevamente a amaros con todo mi corazón y mi alma y a guardar Vuestros mandamientos, y a sufrir pacientemente cualquier castigo temporal. Os ruego por Vuestra bondad y Misericordia obtener la vida eterna en el Cielo, por la intercesión de Vuestro Hijo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén
Nota
Recuerde confesar sus pecados con dolor sobrenatural y propósito firme de no pecar más y de evitar toda ocasión de pecado. Pídale al confesor que lo ayude con cualquier dificultad que pueda tener para hacer una buena confesión. No olvide de rezar su penitencia prontamente.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Pésame Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el Cielo que perdí; pero mucho más me pesa, porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido, y propongo firmemente no pecar más y evitar toda ocasión próxima de pecado. Amén.